Un Stablecoin es un token digital creado para mantener un valor estable. Los más comunes están ligados (colaterizados) a moneda Fiat (dólar, euro, etc.), a una cesta de divisas o a otro tipo de activo determinado.
Así mismo, pueden estar también respaldados por otros criptoactivos o, los menos frecuentes, por algoritmos que garantizan el valor estable de la misma.
En un entorno donde la volatilidad es muy alta, hablamos de un 50% anualizado para el bitcoin (BTC) o del 70% en el caso del ETH a día de hoy, contar con un instrumento que permita evitar esas fuertes variaciones de precios, es fundamental para cualquier operador.
Si estos quieren conservar su dinero en criptoactivos sin depender del dinero Fiat, disponer de un Stablecoin les facilita la operativa.
Imaginemos un inversor que tiene varias criptomonedas y las pasa a bitcoin (BTC) para deshacer sus posiciones. Pese a que está evitando el riesgo de aquellas que convirtió por BTC, sigue expuesto a la volatilidad del mismo.
Disponer de una Stablecoin cuyo valor es estable, le permite no tener que convertir a Fiat sus posiciones. Del mismo modo, si un operador trabaja con varias Exchanges y quiere adquirir un criptoactivo que no está en la Exchange A, en vez de convertir a Fiat y luego volver a enviar a la Exchange B, si convierte a una Stablecoin se garantiza valor estable y ejecución (pasar de A a B) inmediata a costes mínimos.